Vivimos en una sociedad en la que hay un bombardeo
constante de publicidad. Los niños perciben que es muy fácil conseguir cualquier objeto sin esfuerzo y que el dinero es ilimitado. Los menores son un reclamo publicitario. Llegan incluso a
influir en la decisión de compra de la familia.
Esto se une al sentimiento de culpabilidad que
sienten los padres por no poder dedicar a sus hijos todo el tiempo que les gustaría y caen fácilmente en la trampa de compensarles con juguetes y obsequios.
¿Pero cómo
podemos hacer frente a esto?
|
- Enseñarle a distinguir entre las necesidades y los
caprichos
- Inculcar hábitos saludables: las
chuches son de consumo ocasional
- Ahorrar para conseguir lo que se desea
les ayudará a valorar el objeto
- Hacerle ver el valor del dinero mediante
tareas que puedan ser motivo de remuneración (P. EJm: Lavar el coche). Hay otras tareas domésticas (poner la mesa, bajar la basura...) que por el mero hecho de pertenecer a la familia deben de
hacerse
- Fomentar que el niño no se quede con lo
primero que ve, ayúdale a buscar información, comparar y decidir
- Muéstrale los trucos publicitarios que se
utilizan para vender más
- Educar en la austeridad y enseñando a ser
consumidores responsables
- El afecto de los amigos no pasa por las
pertenencias que se tienen, sino por el comportamiento que tengamos con ellos
- No es conveniente recompensar comprando
algo si se come toda la comida o hace sus deberes
- Los padres debemos dar ejemplo de lo que
enseñamos, de nada sirve decirles que uno no puede darse todos los caprichos que quiera, si luego somos los primeros en comprar cosas por impulso
|
FUENTE CONSULTADA:
Dirección General de Familia Consejería de Familia y Asuntos Sociales Comunidad de Madrid